sábado, 9 de agosto de 2014

¿Buenos días?


Hoy me levanto, sin duda, con una derrota más. Quisiera contarlas, pero no las recuerdo todas. Caen en el vacío de la nada. En la opacidad, de aquel gris oscuro que deriva la ilusión.

Si el único compañero (que hasta hora tengo) es el amargo café, diría que no me sienta del todo mal. Es adictivo, soberanamente arrogante y en cantidades grandes, cómo yo lo tomo, hace daño.

Seguramente entre estas líneas se dibuja una verdad alarmante. Este café muta muchas veces en persona, es adictiva, intensa y dolorosa ¿No es así?

Quizás sólo eso puede despertarme de la gran letargia acumulada. Del rebrote de sonrisas guardadas, empolvadas con el tiempo, que al parecer hoy tampoco despertarán...

[am]




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